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En el presente artículo haremos una exposición teórica de las habilidades de pensamiento y cómo se trabajan en el marco de un programa de Filosofía para niños, intentando focalizar su ejercicio en el Nivel Inicial. En el artículo completo se ofrece una propuesta de trabajo para el aula.

Entrevista a Inés Torres

¿Qué lugar ocupan las habilidades de pensamiento en el Proyecto Filosofía para niños y niñas? ¿Cómo trabajarlas?

En primer lugar, conviene señalar que la actividad de pensar no puede ser reducida a un conjunto determinado de habilidades, por más amplio que este sea; “pensar” es una actividad diversa y compleja, que excede ampliamente la esfera estrictamente lógica e intelectual. Al recurrir al término “habilidades de pensamiento” solo hacemos tangible ciertos procedimientos que efectivamente usamos para pensar con la intención de analizarlos y ver de qué forma podemos intervenir sobre ellos con fines pedagógicos específicos.

Dentro del Programa, consideramos a las habilidades de pensamiento como destrezas y procedimientos que revelan nuestra competencia para pensar, y no solo en un sentido estrictamente lógico sino en sus diferentes dimensiones (crítica, creativa y cuidadosa). Estas habilidades se adquieren tempranamente y se van desarrollando hasta convertirse en un equipamiento robusto pero a la vez plástico del que podemos hacer uso en diferentes ámbitos y nos ayuda a resolver las más diversas situaciones cognitivas: recoger información, analizarla, comprenderla, evaluarla, estimar sus implicancias, explicitarla, darle sentido, etcétera. Entender de esta forma a las habilidades de pensamiento supone algunas características importantes:

  • No son innatas; al igual que el lenguaje, pueden adquirirse desde una temprana edad.
  • Se aprenden por medio de actos concretos que las ejercitan.
  • Un ejercicio constante y reflexivo puede mejorarlas de manera progresiva.

Quienes hacemos Filosofía para niños y niñas, trabajamos con la convicción de que podemos lograr que los niños y niñas sean más competentes en el uso de las habilidades de pensamiento; creemos que las instancias de su aplicación pueden diversificarse y ampliarse si logramos trabajarlas dentro del ámbito escolar de una manera adecuada.

Durante la escolarización, las habilidades se trabajan pero puntualmente, de una manera inconexa las unas de las otras; no se brindan oportunidades significativas (en términos cuantitativos y cualitativos) para que las habilidades afloren y se consoliden como un corpus orgánico. En este sentido, Matthew Lipman advierte:

Será de escaso valor el adiestrar a los niños en una u otra destreza específica; lo que ha de aumentar es el nivel de funcionamiento del razonamiento global. Lo que ha de mejorar es cada una y todas las destrezas y la forma en que estas se sincronizan y se orquestan. Hemos de procurar que los niños alcancen el 100 % de su eficiencia de razonamiento y no menos, de la misma forma que tampoco toleramos que cometan errores en la sintaxis o en la pronunciación (Lipman, 1998).

Asumir que las habilidades de pensamiento son destrezas que podemos utilizar cada día mejor nos podría llevar a creer que solo con generar más espacios curriculares en donde estas habilidades puedan ejercitarse y perfeccionarse sería suficiente para allanar un camino en el que los niños y las niñas crezcan en el desarrollo de su pensamiento (en sus diferentes dimensiones), convirtiéndose en adultos más razonables. Pero, como bien señala M. Lipman:

“La educación implica más que el desarrollo de habilidades. Podemos adquirir una habilidad pero utilizarla incorrectamente” (Lipman, 1998).


El trabajo que realizamos con las habilidades de pensamiento no es meramente lógico e intelectual –aprender a utilizarlas solo en su nivel instrumental no es garantía de un uso correcto, coherente o considerado de estas, como señala Lipman en las líneas citadas–. Es necesario, además, acompañar y equiparar la enseñanza de las habilidades de pensamiento con un eje de trabajo actitudinal que dentro del Programa equivale al ejercicio de actitudes éticas. Y es que el objetivo deseado no solo es que los niños y las niñas piensen por sí mismos (tanto crítica como creativamente), sino que además actúen de manera ética.

Habilidades de pensamiento y actitudes éticas se trabajan de manera simultánea en el marco de una comunidad de indagación en la que el pensamiento se expresa de manera dialogada y cooperativa. El trabajo se realiza sobre contenidos propios de la Filosofía a través de instancias lúdicas, diálogos y/o ejercicios que ponen en juego estas habilidades. La construcción de la comunidad de indagación nos aporta el aspecto metodológico; es por medio del pensamiento puesto en función del diálogo y la reflexión que las habilidades encuentran su forma de ejercitarse. Por otra parte, contenidos propios de la Filosofía son el soporte conceptual para este ejercicio.

La filosofía no solo se ocupa de temas importantes como la belleza, la bondad o la verdad, también se ocupa de cómo tratar estos temas. Buena parte de su labor no es tanto llegar a conclusiones definitivas como distinguir conceptos y relacionarlos, evaluar juicios, aportar criterios, etc. No solo se ocupa de las conclusiones, sino también de analizar los caminos que conducen a determinadas conclusiones. Se ocupa del objetivo final, pero también del proceso por el que se llega a él. Es por ello que podemos decir que la filosofía se ocupa de “pensar sobre el pensar” (De Puig, Sátiro, 2011).

¿Cuáles son las habilidades de pensamiento que se trabajan en Nivel Inicial?

Filosofía para niños y niñas surge y se desarrolla como una propuesta educativa; por tal motivo, recorta de un conjunto amplio de habilidades de pensamiento aquellas que están presentes en el ámbito escolar y sobre las cuales se puede efectivamente trabajar, con la intención pedagógica de ejercitarlas de manera progresiva para reforzarlas, mejorarlas y ampliarlas.

A continuación presentamos la clasificación de las habilidades del pensamiento desarrollada por el Proyecto Noria1; esta discriminación es de utilidad para pensar, diagramar y planificar el trabajo en el aula.

  • Las habilidades de percepción. Recogen impresiones y sensaciones de la realidad que, conectadas con nuestras capacidades interiores, generan percepciones del mundo. Algunas habilidades de percepción son observar, escuchar atentamente, oler, saborear/degustar, tocar, percibir movimientos y conectar sensaciones.
  • Las habilidades de investigación. Informan sobre el mundo. Algunas habilidades de investigación son adivinar, averiguar, formular hipótesis, buscar alternativas, anticipar consecuencias, seleccionar posibilidades, imaginar: idear, inventar, crear.
  • Las habilidades de conceptualización. Las usamos cuando interiorizamos los conocimientos y les ponemos nombre. Algunas habilidades de conceptualización son formular conceptos precisos, buscar ejemplos y contraejemplos, establecer semejanzas y diferencias, comparar y contrastar, definir, agrupar y clasificar, seriar.
  • Las habilidades de razonamiento. Son necesarias para ordenar y ampliar el conocimiento a partir de sus implicaciones. Algunas habilidades de razonamiento son buscar y dar razones, inferir, razonar analógicamente, relacionar causas y efectos, relacionar partes y todo, relacionar medios y fines, establecer criterios.
  • Las habilidades de traducción y formulación. Son necesarias para explicitar, aplicar o formular el resultado del conocimiento. Algunas habilidades de traducción son explicar (narrar y describir), interpretar, improvisar, traducir del lenguaje oral a la mímica y viceversa, traducir del lenguaje oral al plástico y viceversa, traducir a varios lenguajes (musicales y otros), resumir.

Como hemos mencionado, las habilidades de pensamiento forman un entramado de relaciones; al trabajar con una de ellas, no desestimamos la participación de otra u otras. Como los hilos que se van entrelazando para formar una trama, así funcionan las habilidades, dándole cuerpo y sostén al pensamiento que se despliega en todas sus dimensiones.

¿Qué camino podemos seguir para implementar Filosofía para niños y niñas en el Nivel Inicial y de qué forma se pueden trabajar las habilidades de pensamiento?

Cada vez son más las experiencias que implementa el programa de Filosofía para niños y niñas en el Nivel Inicial de educación. Crecen las comunidades de indagación en los jardines de infantes y nos muestran que los más pequeños y pequeñas son capaces de conceptualizar sus experiencias y ofrecerlas para el diálogo y la reflexión comunitaria. En consecuencia, hay que concebir a este nivel como un ámbito idóneo y propicio para iniciar a los niños y las niñas en la reflexión filosófica; y, quienes asumen su implementación (…) deben creer, y mostrar que creen, que esta gente joven es capaz de construir basándose en lo que ya comprende del lenguaje y del mundo y, con ello, ingresar en el diálogo y el pensamiento reflexivo. En síntesis, deben creer que los niños pueden hacer Filosofía y pensar por sí mismos (Splitter, Sharp, 1995).

Según venimos exponiendo, todas las habilidades de pensamiento son importantes para el trabajo en Filosofía, y el ejercicio en y con cada una de ellas es necesario para promover la autonomía del pensamiento, potenciándolo para que pueda ser desplegado en todas sus dimensiones. Sin embargo, a la hora de iniciar a los más pequeños y pequeñas en el Programa e ir proyectando caminos posibles para alcanzar este objetivo, resultará conveniente diagramar el trabajo futuro teniendo ciertas consideraciones:

  • Comenzar por aquellas habilidades que son pilares necesarios para el trabajo en comunidad de indagación e ir incluyendo y sumando de manera progresiva el resto de las habilidades.
  • Utilizar como punto de partida las habilidades de uso más habitual como soporte de aquellas otras que son de uso menos cotidiano.
  • Partir de aquellas habilidades que están más desarrolladas y utilizarlas para despertar y expandir las que lo están menos.
  • Acompañar el ejercicio de las habilidades con una instancia metacognitiva que permita a los niños y niñas reflexionar sobre las implicancias de su uso y los ayude a registrar su propio proceso de aprendizaje.

Se tratará de ir construyendo el trabajo comunitario de manera paulatina y progresiva, atendiendo a los tiempos y necesidades de los pequeños y las pequeñas.

(continúa...)



Fuente: Revista Novedades Educativas nº293 - Mayo 2015
Autora: Catalina Bertoldi