Una de las funciones de la escuela, y por lo tanto de la educación en los primeros años, es la de ayudar a los niños a comprender el mundo. Un mundo complejo, cambiante, un mundo en el que el conflicto está presente, un mundo que admite múltiples lecturas. ¿Cómo acercar a los niños al conocimiento de la realidad? Un camino, en el jardín de infantes, es la organización de proyectos didácticos en los que la observación, la indagación, la reflexión, las diferentes miradas, el análisis y la producción, se pueden desplegar alrededor de temáticas interesantes, María Renée Candia rescata la vigencia de los talleres como estrategia de trabajo, integrando la enseñanza de los contenidos curriculares en una modalidad participativa como son los talleres. Laura Pitluk y Paula Picco dan cuenta, a través de una experiencia, de cómo los proyectos pueden convertirse en organizadores de la dinámica de la institución. En este caso desarrollan un proyecto basado especialmente en las ciencias naturales, que incluye ejemplos de las propuestas específicas planificadas y llevadas a cabo en los diferentes grupos de un jardín. Desde la costa atlántica, en Mar del Plata, provincia de Buenos Aires, el entorno natural se convierte en objeto de estudio de los niños, quienes, integrando el lenguaje plástico y el juego, llegan a diseñar su propio “Museo del mar”. Desde Cádiz, España, Fernando Sánchez Lanz relata un trabajo llevado adelante en un barrio desfavorecido socialmente, donde los talleres diseñados para los niños pequeños, en este caso como actividades extraescolares utilizando el espacio de la escuela, se convierten en una oportunidad formativa. Desde Iowa, Estados Unidos, Rebecca Wilson describe el desarrollo de un proyecto de investigación en un Jardín de Infantes. La historia empieza con una excursión típica del Jardín a una granja y finaliza con una reunión para mostrar a los padres la cosechadora construida por la clase.