No hace tanto tiempo que la educación comenzó a pensarse como institución social, y que la escuela se convirtió en institución educativa. Lo institucional, en educación, amplió el horizonte para pensar e intervenir en este campo, y le otorgó a lo educativo el estatuto de una formación social y cultural de gran complejidad en la que se despliegan contradicciones, alianzas, tensiones, y en las que puede leerse su funcionamiento a través de diversas dimensiones y registros que satisfacen distintas funciones y necesidades para sus integrantes. No sólo permitió la desnaturalización del hecho educativo, sino que posibilitó acercar el foco, hacer visible -y, por tanto, objeto de estudio y de transformación-, la trama de relaciones en el interior de las instituciones, lo que se ha dado en llamar la micropolítica de la escuela. Ese avance por sobre las perspectivas formales y racionalistas, aún dominantes, restituye no sólo el campo de la política en sus relaciones siempre resistidas con la educación y con la escuela, sino que habilita a pensar un conjunto de fenómenos, en los cuales el orden, la linealidad, la unicausalidad no son precisamente sus constantes. Comenzar a abrir la caja negra de los procesos y las transformaciones que ocurren en una organización implica una operación de conocimiento en el que saber sobre esa vida interna es tan necesario como el indagar sus determinaciones y relaciones contextuales. Evaluar su desarrollo curricular no es sino desentrañar la trama de interrelaciones de poder, las estrategias manifiestas y no manifiestas de los grupos de interés, los problemas de gestión y administración; los procesos instituyentes, el tratamiento del conflicto y del malestar inherentes al funcionamiento institucional. Develar la condición y mutación de los ideales constituyentes, las marcas de origen, las dinámicas del cambio, sus resistencias, sus detenciones, las contramarchas, las lógicas "de hierro", las razones e intensidades del sufrimiento institucional, intenta aprehender lo que se escabulle o se aplana de lo subjetivo en el funcionamiento colectivo. Esta reubicación del factor humano en la experiencia social no es un dato menor y enriquece y fortalece la acción de sus protagonistas. La perspectiva institucional, lejos de ser un campo homogéneo, contiene un conjunto de teorías y prácticas no exentas de contradicciones. Bajo el calor de su descubrimiento habrá tenido que afrontar algunas de sus críticas y muchos de sus riesgos y la confrontación con sus propios ensayos, técnicas e ideales. Su desafío mayor es intervenir, es decir, articular y transformar los discursos en acciones, proyectos y vectores de trabajo. Los trabajos que presentamos en esta edición de Ensayos y Experiencias tienen en común la exploración de distintos aspectos de la realidad educativa, y lo institucional aparece en distintas coordenadas de sus desarrollos y búsquedas. Relatos de intervenciones, articulaciones teóricas, repaso de conceptos, reflexiones y lecturas de la realidad que, desde distintos lugares del país, van ofreciendo, a partir de su diversidad, el testimonio de las exigencias de una época. Búsqueda en un contexto difícil, cuyo reconocimiento renueva las urgencias, las críticas y las expectativas de cambio. Daniel Korinfeld