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Relatar cuentos permite despertar la imaginación y el interés de los niños. Esta práctica tiene mejores efectos cuando se produce en un entorno cercano, como puede ser la escuela o la casa, donde se pueden personalizar y adaptar las historias. Seleccionar un relato adecuado y aprender a narrarlo garantiza cultivar la curiosidad del niño en cada lectura.

Para seleccionar un relato adecuado es necesario tener en cuenta los intereses personales del narrador, las características específicas del niño o niña al que se dirigirá el relato y las circunstancias concretas en las que se llevará a cabo la narración.

Existen distintos tipos de relatos y cada uno merece su propio tono y estilo en la interpretación: un cuento, una leyenda, una saga familiar, un chiste, una anécdota, un fragmento mitológico o un episodio histórico. La pertinencia de cada una de estas variantes vendrá dada por la circunstancia específica así como por el público al que se dirige.

Otra cuestión importante es escoger un cuento que uno mismo disfrute y por el cual se sienta atraído, de forma de generar mayor resonancia interior y verosimilitud en el relato. Además de estar interesado en la lectura, debe reflejarse ese interés al compartirlo con los niños: transmitirles esa emoción desde el momento en que se comienza a narrar.

A su vez, dicha emoción debe estar acompañada por alternancias en el tono de la voz, marcas de énfasis en los momentos importantes en el relato, trabajo con la mirada hacia los niños y, de ser posible, representación gestual y con leves movimientos. De esa forma, se logra mantener la atención de los niños.

La imaginación de un chico tiene su base fundamental en la experiencia que haya tenido durante su infancia y las relaciones que pueda establecer a partir de ella. Por eso, además de elegir un relato interesante para ambas partes, se debe tomar en cuenta su potencial capacidad para evaluar cómo se elaboran simbólicamente las imágenes, las ideas, los conceptos y las situaciones que se invocarán en la lectura.

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Para este público en particular, más vale escoger relatos cortos que largos para así poder mantener su atención. Llegado el caso, siempre se puede leer un segundo cuento. Además, resultan más sencillos para su comprensión aquellos cuentos cuya línea de acción es secuencial y no abundan en digresiones o peripecias secundarias. Por otro lado, cuanto mayor sea el número de personajes, tanto más compleja será la ejecución de la narración como su seguimiento por parte del oyente..

Se puede optar por distintos tipos de relatos con sus respectivos tipos de narraciones:

  • Relatos de tradiciones orales disponibles en libros y sitios de internet. Abundan este tipo de textos, por lo que siempre es preferible buscar una buena adaptación de relatos tradicionales orales para facilitar la lectura en voz alta.
  • Relatos de tradición oral, los cuales pueden recopilarse personalmente, hecho que le brinda más valor y emoción a la narración. Para ello, es importante mantener la mente abierta, comparar las distintas versiones disponibles y animarse a escribir y recopilar. Una vez hecho este trabajo, la lectura resultará no solo más fácil y amena, sino también más personalizada.
  • Relatos literarios. El narrador suma mucho a la hora de darle vida al relato: dispone de su voz, la gestualidad de su cuerpo (incluida la mirada), la capacidad de representar personajes, las formas de interacción con el público, la utilización del espacio y de los objetos que tenga a mano. Por otra parte, puede evaluar las reacciones del niño para decidir por qué camino seguir la narración.
  • Experiencias personales o relatos creados por el adulto, fuentes muy valiosas para los narradores que pueden asumir distintas formas. Por un lado, pueden ser contadas a modo de casos, cuentos o chistes. Además, pueden ser reales, de ficción o de carácter híbrido. Para este tipo de relatos la escritura debería ser solamente una herramienta de ayuda-memoria, ya que lo más importante es la transmisión de la emoción real en la narración en vivo.

Los beneficios de escoger el relato correcto y mejorar el estilo de narrar cuentos para niños son estimular su sensibilidad e imaginación, acercarlos a la literatura, permitirles reflexionar, facilitar el desarrollo de su capacidad de escucha y expresión verbal, además de brindarles una imagen de adulto más sensible, lúdica y expresiva.

 

Basado en contenidos del libro Cómo contar cuentos de Daniel Mato.