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El propósito de este trabajo es el de aportar elementos teórico-prácticos para la construcción, compartida por la comunidad educativa, del Plan Educativo Institucional (PEI), y constituye una reelaboración de las experiencias, en la conducción de instituciones educativas, de los autores y de directivos y docentes que comparten sus iniciativas y compromiso.
La planificación institucional es un problema técnico, pero también es, y quizá en mayor medida, un problema social; y la participación, más que una solución, es un problema. Esto demanda -de los coordinadores, impulsores y organizadores del trabajo grupal- habilidades y saberes en cuanto a la comunicación, el lenguaje, la negociación, el conflicto...
Los autores intentan, en este libro, ofrecer aportes para superar los diagnósticos con soluciones creativas, innovadoras, posibles, en un proceso dinámico de desarrollo y transformación.
LA POLÍTICA DE TRANSFORMACIÓN DE LA EDUCACIÓN
Transformaciones e innovaciones.
La transformación y la calidad de la educación.
El desarrollo autodirigido y la autonomía institucional.
PLANIFICACIÓN PARA DESARROLLAR Y TRANSFORMAR LA INSTITUCIÓN
La planificación como proceso dinámico para el desarrollo.
La planificación como proceso racional.
Viabilidades.
La planificación estratégica y situacional.
Momentos de la planificación.
La planificación como trabajo organizado y sistemático.
EL PLAN EDUCATIVO INSTITUCIONAL (PEI)
El PEI y el Proyecto Curricular Institucional.
Contextos del PEI.
El PEI y la participación diferenciada.
Componentes del PEI.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA IDENTIDAD INSTITUCIONAL
Diagnóstico de la Institución Educativa (DIE)
Modelo de abordaje general de la institución.
Pasos metodológicos para la elaboración del DIE.
La historia de la institución educativa.
Interrogantes para elaborar el DIE.
DE PROBLEMAS Y SOLUCIONES
¡Qué problema los problemas!
El problema de las soluciones.
Si no hay solución, no hay problema.
Preguntando..., preguntando...
Los problemas de la institución.
Camino metodológico para analizar el problema.
EL PROBLEMA DE LOS ACTORES
Los actores, ¡qué problema!
El mapa no es el territorio.
Ascendiendo y descendiendo.
Palabras..., palabras..., palabras...
Comunicando.
MOMENTOS DEL PROCESO DE PLANIFICACIÓN
El momento normativo.
La situación deseada o situación-objetivo (SO).
Los propósitos de logros.
El momento estratégico.
El momento táctico-operacional.
Diseño del proyecto. Componentes.
Proceso y fases de evaluación del proyecto.
Elaboración del informe.
Este trabajo constituye una elaboración teórico-práctica resultante de información recogida por nosotros en de varias vertientes:
La experiencia adquirida en la conducción de instituciones educativas.
La experiencia de directivos y docentes de los cursos de capacitación que hemos impartido y del asesoramiento a instituciones educativas para la planificación institucional.
Los módulos de estudio y actividades para el aprendizaje de los participantes de nuestros cursos de capacitación.
Bibliografía actualizada, de la cual hemos tomado ideas y conceptualizaciones.
Nuestra propia capacitación, recibida, en especial, de consultores nacionales e internacionales, en el marco de la implementación de la Ley Federal de Educación Nº 24.195/93.
El propósito de este libro es el de aportar elementos teórico-prácticos para la construcción, compartida por la comunidad educativa, del Plan Educativo Institucional (PEI).
Le llamamos «plan» y no «proyecto», como habitualmente se lo denomina en el campo profesional y en alguna bibliografía especializada, debido a que para la desagregación del proceso de planificación, adoptamos la siguiente secuencia:
Plan -> Programas -> Proyectos
Desde esta perspectiva, entendemos que para planificar por proyectos hay que partir de una visión prospectiva estratégica y global de la escuela a lograr, plasmada en un plan general que le otorgue sentido y coherencia a todas las acciones. Este plan, concebido como una herramienta para el desarrollo y transformación de la institución educativa en el largo plazo, se hace posible mediante programas orientados a partes, aspectos o sectores de la institución, los cuales a su vez se hacen operativos en proyectos de intervención para situaciones concretas e inmediatas.
El proyecto, por su cercanía con la acción en situaciones concretas e inmediatas, es el que nos ocupa desde el punto de vista técnico, con aportes para su diseño y evaluación.
Los proyectos son soluciones organizadas previstas para intervenir en situaciones problemáticas recortadas del contexto mayor de la institución. Por esta razón, acentuamos la temática del diagnóstico de la institución educativa y la detección de problemas a los cuales analizamos en parte de su complejidad.
La planificación institucional, como proceso compartido por la comunidad educativa, es un problema técnico, pero también es un problema social. La participación es más un problema que una solución. En las distintas formas de trabajo colectivo, desde las más estructuradas hasta las más abiertas, interactúan personalidades y grupos, cada uno con sus particulares mapas de la realidad en lo que ésta es y en lo que debe ser. Esta heterogeneidad demanda de los coordinadores, impulsores, organizadores del trabajo grupal, habilidades y saberes en cuanto a la comunicación, el lenguaje, la negociación, el conflicto, etc., algunos de cuyos elementos incorporamos sólo con el fin de interesar y dejar abierto el tema y no para profundizarlo ni establecer conclusiones.
La acentuación de los problemas tiene el propósito implícito de desmitificarlos y no verlos sólo como barreras, obstáculos, interferencias, sino como desafíos para la acción, poniendo más el acento en los «cómo» que en los «por qué», para superar los diagnósticos con soluciones creativas, innovadoras, posibles, en un proceso dinámico de desarrollo y transformación de la institución.
Como forma de ilustración práctica de ciertos temas incluimos sólo parcialmente algunos ejemplos de nuestra experiencia en instituciones educativas.
En definitiva, este trabajo es sólo un aporte que deja al interlocutor-lector la tarea de profundizar en la temática e incorporarla críticamente a sus saberes previos, entendiendo esto como un desafío para actuar y construir el PEI en un proceso compartido por la comunidad educativa, para lo cual no hay recetas, sino oportunidades...
Desde las políticas de transformación educativa en las diversas realidades de nuestros países latinoamericanos estarían dadas las condiciones para crear en cada escuela una cultura del desarrollo autodirigido y una micropolítica promotora del protagonismo comprometido, interdependiente y responsable de la comunidad educativa que, mediante la participación diferenciada, ocuparía los espacios decisorios que dejaran los intersticios normativos del sistema, ampliando, de esa manera, los márgenes de su autonomía.
La macrotransformación involucraría a las instituciones educativas como unidades de microtransformación, según nuevos modelos de organización y de gestión, incrementando el margen de autonomía para tomar decisiones y reequilibrarse en la nueva situación.
La necesidad de hacerse cargo de la microtransformación institucional requerirá de las autoridades jurisdiccionales una interlocución constante con las escuelas, los cuadros medios técnicos, administrativos y de supervisión pedagógica, para tomar decisiones racionales y operativas, contando con las realidades preexistentes del sistema y las características de cada comunidad.
Para la implementación del nuevo modelo, las instituciones deberán:
Estar informadas sobre el significado, alcance y tiempos de la transformación, ampliando la visión micro por la macrosistémica e informar a la comunidad utilizando todos los medios a su alcance.
Adoptar una actitud acorde con el momento que protagonizan los docentes en la historia de la educación argentina, como fundadores de un nuevo modelo y como educadores de los actores sociales del siglo XXI.
Asumir una actitud crítica y constructiva, entendiendo a la transformación como una política de Estado que va más allá de una gestión de gobierno; evitando que los preconceptos partidarios, los ideologismos exacerbados o la hipercrítica inconducente les impidan ver la trascendencia del cambio y su significado como construcción colectiva.
Reducir la incertidumbre -inherente a todo cambio-, evitando que las ansiedades, los miedos, los conflictos, desequilibren en grado extremo el funcionamiento institucional y a sus miembros.
Crear espacios de información, reflexión, organización y planificación previos a la acción, con los actores involucrados, tratando de encontrar nuevos caminos entre todos, buscando asesoría si fuera necesaria.
Aprovechar en forma óptima y productiva los márgenes de autonomía, incrementándolos y fortaleciéndolos.
Entender el significado, la forma, el contenido, los tiempos, las prioridades de la formación y reconversión del personal; estar atentos a las ofertas de reconversión del personal en actividad para no hacer reclamos improcedentes e inoportunos, pero tampoco perder oportunidades por tomar decisiones tardías.
Capacitarse en la planificación por proyectos y estar atentos a las posibilidades que da la transformación para entrar en programas nacionales o internacionales, para el desarrollo institucional y la capacitación docente.
La ruptura de un modelo y la implantación de otro significará para las escuelas reorganizarse según nuevos paradigmas, nuevos enfoques, nuevas capacidades.
El desarrollo de la institución puede entenderse como el proceso por el cual ésta se despliega intencionalmente y desde la propia organización, construyéndose y reconstruyéndose hacia cada vez mejores estadios que ofrezcan un servicio educativo de excelencia.
«Una escuela con capacidad interna de mejora y de cambio no se construye sobre creencias, valores y normas de individualismo, aislamiento, dependencia y dirigismo externo, sino más bien sobre otros de colaboración, interdependencia, autonomía. Ello significa que una escuela con capacidad de desarrollo es una organización que, progresivamente, ha ido configurando una cultura del desarrollo.1
«La cultura institucional es aquella cualidad relativamente estable que resulta de las políticas que afectan a esa institución y de las prácticas de los miembros de un establecimiento.»2
El ejercicio de una relativa autonomía para desarrollar la institución requerirá:
Construir entre todos el discurso propio de la institución y el ideario que le otorguen coherencia y sentido a su actividad -orientada hacia una «utopía posible» que cambia y se aleja cuando se alcanza-, concertados por los actores institucionales, sociales y de la conducción del sistema, que resulten significativos para la comunidad educativa y para el contexto social.
Crear un ámbito de convivencia, actividad y gobierno de la institución que articule las decisiones provenientes de estamentos superiores de gobierno de la educación con las propias, ocupando éstas los espacios de autonomía.
Organizar un orden vinculante de todos los actores que conecte la perspectiva de los intereses, necesidades y expectativas particulares de personas o grupos, con los objetivos de desarrollo del conjunto.
Crear una cultura institucional sobre la base de los principios permanentes de vida, libertad, bien, verdad, paz, solidaridad, tolerancia, igualdad, justicia, etc., incorporando los nuevos valores de calidad, innovación, eficacia, eficiencia, productividad, excelencia, que procesados pedagógicamente adquieran significado educativo e impulsen el desarrollo institucional.
Incorporar la evaluación en todos los procesos pedagógicos, organizativos y funcionales, como una forma de obtener información para tomar decisiones que mejoren la calidad del servicio y para dar cuenta e involucrar a la sociedad en los procesos y resultados educativos.
Adoptar un modelo de planificación que permita prever y orientar el cambio como un proceso gradual, progresivo y global, según una visión estratégica de transformación de la institución y de desarrollo cualitativo.
Ampliar la visión hasta concebirse como parte de un sistema no sólo jurisdiccional, sino nacional, e incluso latinoamericano, fortaleciéndose como unidades de microtransformación y desarrollo autodirigido para lograr cada vez mejor calidad en el servicio. En este nuevo equilibrio es en el que se conciben el Plan Educativo Institucional y el Proyecto de Desarrollo Curricular Institucional.
1. González, M. Teresa, «El papel de los agentes de cambio en el desarrollo organizativo» en Cultura escolar y desarrollo organizativo, Universidad de Murcia, España, 1992.
2.Frigerio, G., Poggi, M., Tiramonti, G., La cultura institucional escolar. Cara y Ceca, Buenos Aires, Troquel, 1992.
Virginia Batistón
Horacio Ademar Ferreyra
Doctor en Educación y licenciado en Ciencias de la Educación con especialidad en Planeamiento, Organización y Supervisión Educativa (UCC). Magíster en Educación para la Formación Profesional (iTEC). Especialista en Currículo y Prácticas en Contexto (FLACSO). Posdoctorado en Ciencias Sociales (CEA-UNC-Argentina y UAMx-México). Realizó estancias de investigación (UCM y UO, España). Docente investigador por concurso (UCC y UNVM). Profesor invitado en la USTA-Colombia, iTEC Guadalajara México y UNIVA-México. Director del doctorado en Educación y del Equipo de Investigación de Educación Secundaria de la Facultad de Educación UCC (Unidad Asociada CONICET). Secretario de Cultura, Educación, Deporte, y Bienestar Social de la ciudad de Córdoba. Miembro (fellow) y promotor de la CÁTEDRA UNESCO/ICDE) Movimiento Educativo para América Latina. TEC de Monterrey, México.
Título: Plan Educativo Institucional
Subtítulo: Cómo diseñar, ejecutar y evaluar
Autor/es:
Virginia Batistón
- Horacio Ademar Ferreyra