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¿Qué significa darle "forma didáctica" a los contenidos? ¿Cuál es el camino a seguir para el diseño de una Unidad Didáctica? ¿Qué implica seleccionar un tipo determinado de contexto de enseñanza? ¿Por dónde comenzar?

Contextos de enseñanza
El siguiente fragmento pertenece al capítulo Nº 3, “De los acuerdos institucionales a las planificaciones de aula: los planes anuales de sección y las planificaciones didácticas”. (Más información)


Cuando el docente asume la tarea de elaborar una propuesta de enseñanza y piensa en la forma didáctica que le va a imprimir a los contenidos, selecciona un tipo determinado de contexto de enseñanza, en función de la especificidad de aquello que pretende enseñar.

Entra en escena la construcción metodológica (Remedi, 1985), “fruto de un acto singularmente creativo de articulación entre la lógica disciplinar, las posibilidades de apropiación de ésta por parte de los sujetos y las situaciones y los contextos particulares que constituyen los ámbitos donde ambas lógicas se entrecruzan”.

La construcción metodológica es un proceso clave en la educación de los más pequeños, dado que el contenido no debe ser presentado y abordado de modo suelto o aislado, sino en el marco de una propuesta que le dé sentido y funcionalidad. Encontrar una forma didáctica para los contenidos supone elaborar propuestas de enseñanza que atiendan a la lógica infantil (modos de comprensión y apropiación de los niños), a la lógica disciplinar y al contexto institucional y socio-cultural donde se desarrolla la propuesta. Se diseña de este modo una secuencia de actividades que posibilite a los niños transitar un recorrido de aprendizaje con vistas a la organización y comprensión de parcelas significativas de la realidad.

Los contextos de enseñanza son formatos que pretenden ayudar a los docentes en la tarea de encontrarles forma didáctica a los contenidos.

Estos contextos deben reunir las siguientes características (Candia, 2006):
• Ofrecer ricas y variadas oportunidades de aprendizaje.
• Brindar ocasiones para poner en juego conocimientos anteriores.
• Plantear desafíos “interesantes” para resolver (que cuestionen las concepciones intuitivas de los niños), promoviendo variados procesos mentales.
• Utilizar consignas abiertas o semiestructuradas, que den lugar a diferentes interpretaciones y, por lo tanto, a diferentes maneras de resolverlas.
• Formular preguntas abiertas que inviten a buscar, indagar, explorar, comparar, inferir, a establecer relaciones.
• Presentar materiales novedosos y desequilibrantes.
• Favorecer el intercambio con pares.

La planificación de las unidades didácticas y los proyectos
Los proyectos y las unidades didácticas son estructuras didácticas que posibilitan a los niños conocer, organizar y comprender el ambiente (en tanto entramado socio-natural). Estas estructuras suponen diseñar un itinerario de actividades a desarrollarse en un tiempo determinado (entre una semana y quince/veinte días), y que tienen un inicio, un desarrollo y un cierre.

Para abordar el proceso de diseño de estas estructuras didácticas, se debe primero clarificar a qué refiere cada una de ellas.

La unidad didáctica es un recorte de la realidad o del ambiente convertido en objeto de conocimiento. Hay que convertir
al ambiente en categoría de labor didáctica, en un alfabeto para ser leído, siendo tarea del docente proporcionar claves de lectura para interpretar dicho ambiente (Frabboni, 1980). Los contenidos –como veremos más adelante– se desprenden del recorte y las actividades que se diseñan apuntan a analizar dicho recorte de la realidad.

Ejemplos de recortes: “El centro de salud El Porvenir”, “El video club Premium”, “El terreno baldío cercano al jardín”, “Los
animales en peligro de extinción”. Los proyectos de trabajo (Candia, 2002) constituyen “el modo participativo de organizar el proceso de enseñanza-aprendizaje, a partir de un problema a resolver o de un producto a elaborar o construir. Implica tener en cuenta diferentes momentos o pasos en los cuales docentes y alumnos desarrollan actividades específicas para su concreción”.

Ejemplos de proyectos: “Construcción de folletos”; “Elaboración de la enciclopedia de animales en peligro de extinción”; “Fabricación de tinturas”; “Fabricación de dulces”. Existen diferentes puertas de entrada a la planificación: se puede
ingresar por los contenidos o por el recorte de realidad seleccionado, por el producto a elaborar o por los materiales
a utilizar, o por un principio organizador. Esa puerta también se podrá definir por el contexto de enseñanza más apropiado para organizar la situación didáctica.

LA PLANIFICACIÓN DE LAS UNIDADES DIDÁCTICAS
¿Cuál es el camino a seguir para el diseño de una Unidad Didáctica?
1º Seleccionar un recorte significativo para el grupo de niños. Para poder seleccionar el recorte es importante “volver a mirar” el ambiente, ya que no todo lo cotidiano resulta conocido para los niños. Para ello hay que tener en cuenta el diagnóstico de saberes previos y de necesidades del grupo-clase, como también lo que el ambiente ofrece como oportunidades
de aprendizaje. Hay que considerar además lo lejano –en el espacio y en el tiempo– que pueda resultar de interés para aquellos.

2º Conocer sobre el recorte seleccionado. El recorte primero tiene que ser visitado y explorado por el docente con ojos de indagación y/o clarificar conceptualmente sobre sus componentes, ya que no se puede enseñar aquello que no se conoce y/o no se sabe.

3º Formular interrogantes que permitan conocer dicho recorte. Preguntarse: ¿qué interrogantes plantea esta parcela de la realidad que deberían ser resueltos por los niños para su comprensión? Registrarlos por escrito.

4º Desprender contenidos desde los interrogantes. Cada interrogante abre el paso a un contenido conceptual.

5º Seleccionar para su enseñanza algunos de esos contenidos en función de las necesidades del grupo y del currículo prescripto. Una vez explicitados los contenidos, se decide en cuáles se focalizará la enseñanza, dado que no se puede enseñar todo. Todo recorte –en tanto entramado socio-natural– puede ser planteado desde una complejidad y profundidad tal que en el tiempo haga muy extenso su tratamiento. Hacer un recorte de recorte permitirá priorizar aspectos de dicha parcela poco conocidos o desconocidos para el grupo de niños y deseables para que aprendan. Una vez seleccionados los contenidos conceptuales, se determinarán, en función de ellos, los contenidos procedimentales y actitudinales. ¿Qué procedimientos hay que enseñar para que los niños logren la construcción y/o apropiación de nuevos conceptos y/o la complejización/ la modificación de sus saberes previos? ¿Qué actitudes se desea que aprendan a propósito del recorte?

6º Una vez seleccionados los contenidos se formulan los objetivos. ¿Para qué enseñar esos contenidos / poner esos contenidos en juego?

7º Diseñar una posible secuencia de actividades que permita el abordaje de los contenidos seleccionados. Se sugiere plantear actividades siguiendo un itinerario, a saber, actividades iniciales –que apuntarán a promover la curiosidad y el deseo
de aprender–; actividades de desarrollo –para favorecer el contacto de los niños con diferentes modos de obtener información y para posibilitar la organización, reflexión y sistematización de los conocimientos puestos en juego–; actividades de cierre –que permitirán que los niños visualicen el proceso recorrido y darán cuenta de los aprendizajes logrados a partir del diseño de actividades de evaluación–.

Es importante aclarar que, si se trabaja con un recorte del entorno, hay que prever salidas, esto es visitarlo (por lo menos una vez), para que los niños busquen la información que necesitan para conocer y organizar esta parcela de la realidad.

Unidades didácticas

LA PLANIFICACIÓN DE LOS PROYECTOS
¿Por dónde comenzar?

1º Determinar/elegir el producto a elaborar. El grupo de niños participa activamente en ello. Este producto puede ser seleccionado/ generado a partir de los objetivos y contenidos que el docente pretende enseñar, a partir de un interés o necesidad que se detecta en el grupo, a partir de un estímulo problema, a partir de materiales. El producto es el eje que vertebra y da sentido al proyecto.

2º Conocer sobre el producto seleccionado. El producto tiene que conocerse tanto conceptualmente, como en los pasos para su elaboración, ya que no se puede enseñar/enseñar a hacer aquello que no se conoce y/o no se sabe.

3º Desprender del producto de los diferentes contenidos que se necesitan para su concreción. El producto demanda para su construcción contenidos de diversas disciplinas que los niños necesitarán conocer/utilizar/ dominar/manejar.

4º Organizar las diferentes actividades tentativas para la realización del producto con la participación activa de los alumnos respecto de qué hacer, cómo hacerlo y con qué hacerlo. Esto supone involucrar activamente a los niños en la toma de decisiones, siendo ésta directamente proporcional a la edad de los niños. Las actividades que se diseñen con la colaboración activa del grupo-clase promoverán los procesos de apropiación de dichos contenidos.

5º Prever una evaluación permanente: inicial o diagnóstica para la detección de necesidades, de intereses y de conocimientos previos sobre el producto en cuestión. Una evaluación reguladora, tanto del proceso de aprendizaje de los alumnos – sus avances y dificultades– como de la intervención del docente y de la planificación –haciendo los reajustes y modificaciones necesarias–; y una evaluación final, donde se recapitula todo el proceso realizado, analizando los aprendizajes logrados por los niños en sus dimensiones sociales, afectivas y cognitivas.

Proyectos

HACIA UN REPERTORIO DE PROPUESTAS

Los docentes se encuentran muy solos en la tarea de diseñar su acción didáctica en el aula y carecen de pautas o prescripciones que los ayuden en esta tarea. Por ello, a través de esta propuesta, se intenta dar algunas puntas que inviten a pensar de otro modo a la planificación.

Las prescripciones son válidas si no se las utiliza desde una perspectiva aplicacionista– tecnicista. En la medida en que éstas se constituyan en un “formato” posibilitador de nuevas búsquedas de sentido, ayudarán a llevar adelante la compleja tarea de contextualizar el currículo.

Se presenta en el anexo un conjunto de planificaciones a modo de ejemplos. Con ellas se desea mostrar cómo, lo que se ha desarrollado en este capítulo, cobra vida en las propuestas didácticas.

Seguramente, un repertorio con propuestas puede generar nuevas aperturas a otros modos de planificar, contribuir a repensar y revisar cómo se planifica, o favorecer la valoración de lo que se hace.


Fuente: La planificación en la educación infantil. Organización didáctica de la enseñanzaCandia, María Renée (2010)
Colección "0a5, la educación en los primeros años", Novedades Educativas, Argentina