“El estado de inmadurez en que nace el hombre no sólo exige considerables cuidados durante un largo período, sino que requiere que se le enseñe. Afortunadamente, como otros animales, tiene una disposición para aprender que lo lleva, por ejemplo, a imitar a otros individuos. Pero, además de esto, los adultos le enseñan directamente una enorme cantidad de cosas, entre las que se encuentran el lenguaje y todo el conocimiento del mundo, tanto físico como social.” Juan Delval, Crecer y pensar Esta frase de Juan Delval nos resulta ideal para introducirnos en este libro, ya que el mismo se dirige a aquellos profesionales que desean desempeñarse en la enseñanza con niños de 0 a 2 años. El presente texto no pretende resultar exclusivo para docentes del área musical; si bien éstos puedan quizás establecer relaciones más fecundas desde las sugerencias que aquí se presentan. Esto nos obliga a definir nuestro punto de vista sobre lo que implica enseñar, cuestión que no difiere esencialmente frente a la escasa edad de los alumnos en cuestión. Intencionalidad, sistematicidad, planeamiento, concepción de proceso y establecimiento de logros a alcanzar, así como la necesidad de conocer lo que se desea enseñar, y poder evaluar, conforman las características esenciales de la tarea de la enseñanza. Las mencionadas características deben ser tenidas en cuenta por un docente universitario, por ejemplo, al preparar el programa de su asignatura. De igual modo, el profesional docente que se desempeña en la tarea con bebés no descuida estos aspectos, incorporando, además, con especial atención, el conocimiento de las peculiaridades cognitivas de los niños en cuestión. Este último aspecto demanda la cuidadosa lectura y reflexión de los marcos que explicitan cómo aprenden los niños en las primeras etapas, entendidos como un aporte a la tarea de la enseñanza, y de ningún modo como la variable única que da cuenta de la misma. Adherimos, entonces, a las palabras de Mario Carretero cuando expresa que “habría que considerar que las teorías psicológicas no pueden adaptarse sin más a la práctica educativa. Necesitamos unas teorías muy diversificadas, poco monolíticas y muy flexibles. No defiendo el “todo vale”, sino la posibilidad de buscar para cada actividad educativa la teoría que tenga la mayor base empírica y que se adecue más a los procesos cognitivos que se encuentran en los muy diversos aprendizajes cognitivos”.1 En este tipo de intento se inscribe el presente material; buscando involucrar en un todo complejo los aportes de las investigaciones psicológicas cognitivas, los problemas de la práctica de la enseñanza y las particularidades de la disciplina música y sus contenidos. Nos preocupa particularmente la calidad de los espacios de crianza que la sociedad va a procurar para con la infancia frente a las problemáticas económicas del nuevo milenio. Pensamos que la apropiación del conocimiento social y cultural es un derecho irrenunciable desde los primeros años de vida y la transmisión de esos conocimientos debe ser realizada con cuidado y profesionalismo. Ese proceso de transmisión debe estar, entonces, en manos de docentes-profesionales con preparación específica, desempeñándose en instituciones y grupos de trabajo coordinados con claros propósitos. A esto se refiere Elvira Pastorino cuando elabora una respuesta a la pregunta: “¿Cómo se materializa el derecho a la educación en tanto es uno de los derechos de la infancia? Éste es uno de los fundamentos que conmueven -felizmente- revitalizando el campo del Nivel Inicial: el lugar del conocimiento. No es desplazado el juego, la socialización o los hábitos, sino que adquieren una reasignación del sentido desde una concepción en la que confluye la contención afectiva con el planteo de tratamiento de contenido escolar, considerando las posibilidades cognitivo-afectivas-sociales y corporales de los niños”.2 De la mencionada confluencia y reasignación de sentido nos ocupamos en el presente trabajo. El sentido de enseñar en su concepción más compleja. Enseñar música desde el cuidado de la identidad de la disciplina, por y para la manutención de las actividades que distinguen al hombre; lejos del forzamiento de destinos profesionales3 para los alumnos y cerca del trabajo por una mejor calidad de vida para las futuras generaciones. 1 Carretero, Mario, entrevistado en Revista Novedades Educativas, año 6, Nº 43. 2 Pastorino, Elvira, en Revista Novedades Educativas, Nº 56. 3 Nos referimos de este modo a que no se intentará “provocar” niños prodigios músicos o futuros profesionales de la música, como pretenden algunas metodologías de iniciación musical temprana.